La mutación es la clave de nuestra evolución. Nos ha permitido pasar de organismos unicelulares a especie dominante en el planeta. El proceso es lento y normalmente dura miles de años, pero cada determinados cientos de milenios la evolución da un gran avance.

 

Los mutantes existen desde tiempos desconocidos, siendo una especie ajena a los humanos. Estos homo superiores, temidos por los homo sapiens, fueron perseguidos por algunos de la raza humana, dándoles caza, buscando exterminarlos y causando una gran rivalidad entre ambas posiciones. Sin embargo, aún hay personas que creen en la paz entre humanos y mutantes, creando distintos programas a lo largo de la historia para que esto sea posible. En el año 1878, el mutante omega Aleksandr Záitsev creó la primera escuela para mutantes jóvenes que querían aprender a convivir entre humanos sin temor a usar sus poderes cerca de ellos. Vladivostok, una región aislada de Rusia, fue el sitio elegido. Más de un siglo después, la escuela sigue vigente y es, además, la escuela para jóvenes homo superiores más grande de Europa, acogiendo a personas de todo el mundo. Regida por el actual director de la escuela, descendiente directo del gran Aleksandr (con quien comparte nombre), el lugar consta de grandes instalaciones independientes donde cada alumno puede desarrollar sus poderes libremente sin hacer daño a nada, nadie ni a ellos mismos.

 

 

Sin embargo, en la sociedad de los mutantes hay dos bandos, los que quieren convivir con la humanidad y los que quieren dominarlos. A causa de los miedos, las persecuciones y discriminaciones, muchos de los mutantes crecieron con miedo, otros con odio, y otros, aún así, queriendo encajar en la comunidad humana. Es por eso que algunos de ellos intentan sabotear a los que aún tienen esperanza, intentando ponerles en contra de los humanos en una guerra que saben que ganarán.

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Con respecto a la forma de dar clases de la escuela, no hay. El director cree que la mejor forma de aprender es por uno mismo, por lo que cada alumno es libre de experimentar con sus poderes hasta encontrar su equilibrio. Es por eso que la escuela cuenta con varias instalaciones para este propósito; desde un gran bosque que esconde un lago para aquellos mutantes conectados con la naturaleza, hasta búnkeres subterráneos indestructibles para aquellos cuyos poderes sean una fiera indomable. Cada dos semanas, el director y demás profesorado prestan (y prestarán) su ayuda a todos los miembros de la escuela, organizando diversas pruebas para observar la evolución de cada uno y asegurar una estancia llena de diversión y aventuras.

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¡Bienvenido a la escuela Aleksandr para jóvenes talentos!